Pedro Soler “Profundidades marinas y paisajes ilimitados”
La Verdad, 19 de Mayo de 2018
No se trata solo de reflejar el cuerpo sumido en las profundidades de las aguas, ni de resaltar la atracción que pueden ejercer esos movimientos femeninos. Se trata, más bien, de un conjunto de circunstancias, que consiguen que la exposición ‘Caja de agua-II’, que Perla Fuertes presenta en la sala alta del Casino de Murcia, se convierta en un brote de interés genérico. En primer lugar, habría que preguntarse cómo la autora ha llegado a penetrar en esas profundidades, por mucha fijeza que haya podido derrochar sobre ciertas imágenes, que parecen inventadas; luego, hay que pensar, necesariamente, en la transformación que encierran unas pinturas cubiertas de esfuerzos creativos. Cierto, como afirma Pedro Manzano, comisario de la exposición, que se palpa la total ausencia de autocomplacencia de la pintora, pero no será menos cierto que ella debe sentir la plena satisfacción, que puede aportar la culminación de obras, que habría que definir, entre otras cuestiones, como muy dificultosas.
Sencillo podría ser pintar una obra, sin más pretensiones que la reproducción de lo visual; lo comprometido es la transformación que supone dar a esa imagen simple una serie de variantes, que son los que multiplican la riqueza productiva y sensorial. Habría que decir que Perla Fuertes se ha comprometido, atrevidamente, cuando, junto a las obras acabadas, ha colocado los que fueron bocetos iniciales, en los que buscaba la germinación de las piezas definitivas. Se advierte que del simple diseño del boceto, la autora ha dado un salto, que podría definirse como inimaginable, a la obra conclusa. Porque es en esta, en las que se palpa de modo muy directo esas variantes ya aludidas, que colman de riqueza a la obra en sí, y de emociones, al espectador.
Conocido es el estilo de Perla Fuertes, asentado en una figuración, a la que ella siempre ha gustado de insuflarle unos valores, que acaso ha considerado imprescindibles, para vitalizar constantemente sus ejecuciones. Sean esos movimientos, que agilizan los cuerpos embutidos bajo las aguas, o esas pomposidades, que denotan los esfuerzos por sobrevivir en un entorno irrespirable, lo cierto es que se convierten en partes imprescindibles de un provocativo conjunto, que también expresa la atracción, que, a lo largo de la historia del arte, ha encerrado el cuerpo femenino, en sus más modificadas interpretaciones. A esto hay que sumar la intensidad de esos tonos cromáticos, que también ofertan unas arrebatadoras sinfonías. Y sucede así porque estamos ante una pintora que muestra sus preferencias por los colores de llamativos poderes, de intensos reflejos y de sincero realismo, fiel a un estilo que se ha asentado en su trayectoria como el mejor método expresivo para multiplicadas temáticas. No estamos ante una pintora limitada a la exposición del paisaje, del retrato o de la figura. Le gusta trabajar en un amplio campo de proyectos, siempre con la lealtad, eso sí, a un método ligado a su personalidad.